Aunque trataron de hacerlo pasar desapercibido, las inconfundibles y
exquisitas notas que le hizo brotar al piano lo delataron en cuestión de
segundos.
Pese a que es normal que los artistas realicen una prueba de sonido con varias horas de anticipación a su presentación oficial, este ensayo en la plaza del Parque Cultural del Caribe sería algo fuera de lo común porque lo lideraría uno de los más queridos y virtuosos pianistas de la música afrolatina: Ricardo Maldonado Morales, mejor conocido en el mundo de la Salsa como Ricardo “Richie” Ray.
El "Embajador del Piano", como lo bautizara su casi inseparable compañero de fórmula Bobby Cruz en medio del solo de teclas en la descarga “Bomba Camará” (álbum Jala Jala y Boogaloo, sello Alegre - 1966), demostró durante esa brillante mañana de viernes que a pesar del tiempo él aún se mantiene vigente y que eso de “Me retiro de la Salsa” sólo fue un estribillo de una pegajosa canción grabada hace ya 30 años.
“Él no se
ha retirado na’, sólo cambió de religión, pero sigue siendo un ‘durísimo’ de la
Salsa y así lo seguimos queriendo”, dijo un señor sesentón que reconoció haber
desviado su ruta hacia una diligencia personal en el Paseo Bolívar cuando
escuchó el ritmo apambichao de “Juan en la Ciudad” en la voz de Diego Morán.
Pero
el clímax del momento vendría con la extraordinaria interpretación de otro
legendario e infaltable tema: “Sonido Bestial”.
Ricardo Ray y Son de La Cueva - Sonido Bestial
En charla fuera de
micrófonos, Richie Ray dijo que una de las cosas que más lo sorprendió durante
el ensayo fue que muchos de quienes lo presenciaron le pedían temas que él
había grabado hace casi 50 años; es decir, “aquí la gente recuerda esas
canciones como si yo las hubiera grabado apenas ayer”.
Para Maldonado eso es
una muestra de lo tanto que todavía se aprecia la Salsa en Colombia, y en
especial en Barranquilla.
Otra cosa que lo
sorprendió, pese a ser un extraordinario pianista revestido con influencias
clásicas de Chopin, Bach, Beethoven, Tchaikovsky o Stravinsky, fue la gran preparación y calidad de los músicos de Son de La Cueva, la agrupación que lo acompañó en su presentación en Barranquilla. Por eso no ahorró elogios que arrancaron un aplauso del espontáneo y selecto público que lo presenció: "Esta banda no es de Hollywood, no es de Nueva York, no es de Brooklyn... ¡¡¡Esta banda es de Colombia!!!"
La corta entevista
¿Qué
significa para ud. esta ciudad, sentir el calor de los barranquilleros?
Ricardo Ray: Bueno,
sabe que hace mil años esta fue la ciudad que visitamos cuando por primera vez
vinimos a Colombia. Así que para mi esto tiene un significado muy especial y
sentimental. Me siento tan contento y verdaderamente se siente un amor y una
cosa tan y tan y tan linda (la acogida del público). También respeto el hecho
de que ustedes celebren el Carnaval como no lo he visto en ningún otro sitio. Y
sobre todo que siguen en la Salsa. Porque por ejemplo, Puerto Rico se ha movido
a otras cosas, pero Colombia y Barranquilla son la capital de la Salsa. Yo
estoy contento aquí.
Hay
cantantes salseros que dicen que en Nueva York y Puerto Rico la Salsa
despareció. ¿Qué opina ud.?
R.R.: No hay lugares
donde tocar. Ya el disco no produce dinero y por tanto no es un artículo que se
puede vender porque ya está accesible automáticamente y todo el mundo puede
tener las canciones. Pero bueno… la música es un arte, algo que está vivo y es
normal que se mueva a un lado o a otro. Pero nosotros amamos esta música y
seguimos tocándola hasta cuando Dios diga.
¿Qué
piensa de aquellas personas que le piden temas de cuando ud. comenzó con Bobbie
Cruz?
R.R.: Mira, nosotros
tenemos como unos 130 discos grabados, que son un montón de canciones y
tratamos de concentrarnos en las que más han sobresalido. Pero siempre en algún
lugar, al final de la noche o del concierto, encontramos a alguien que dice: “Ahh..
chico, no tocaron la canción que a mi me gusta”. Pero es que son tantas que
podríamos estar en cuatro shows para poder tocarlas todas.
¿Y
qué piensa que haya gente que aún se acuerde de todas esas canciones?
R.R.: Sabe que nosotros
hemos pasado por diferentes etapas, pero noto principalmente que aquella
primera etapa la gente nunca la olvida.Y eso fue hace… 54 años!!! ¡¡¡Guao!!! Increíble, ¿no creen? ¡Hace más de medio
siglo! Mucha de la gente que hoy me vio
aquí, no había nacido y nosotros por eso estamos agradecidos de Dios y del
pueblo porque a estas alturas todavía podemos estar haciendo esto que amamos tanto.
¿A
propósito de Dios, nos recuerda cuándo decidió ir por los caminos del Señor?
R.R.: Yo me convertí al
Señor en el 74. Estaba en el tope de la fama, tenía todo el dinero, las
mujeres, el ron, propiedades y de cuanta cosa, pero sentía un gran vacío en mi
corazón. Aunque todos los días trabajaba más y más duro, me daba cuenta que
nada me llenaba. Y Dios buscó la forma de que un día yo mirara hacia Él y
cuando probé que ese camino sí iba a resultar para mi, me di cuenta que mi vida
cambió.
En ese momento, el nervioso e inexorable personal de Logística del Carnaval de las Artes nos interrumpe para llevarse al genio pianista bajo el pobre argumento de que él tiene que ir a almorzar. Ricardo Ray sonríe como tratando de disculparse porque seguramente hubiera querido seguir conversando amenamente. Será en otra oportunidad, maestro.